El fotógrafo de la revista Noticias José Luis Cabezas, asesinado el 25 de enero de 1997, es el primer trabajador de prensa que murió como consecuencia de su trabajo desde la recuperación democrática, en un hecho perpetrado por personas vinculadas al empresario postal Alfredo Yabrán.

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Por Leonardo Castillo

 “Lo importante es mantener vivo el recuerdo de José Luis. Él fue una víctima de un poder que se sintió impune y quiso acallarlo, pero en una persona que vivía, reía y quería. Eso también debemos evocarlo”, señaló en diálogo con Télam el periodista Gabriel Michi, compañero de Cabezas en una cobertura veraniega para Noticias en la Costa Atlántica.
“Hacíamos notas de todo tipo, modelos, hechos policiales, fiestas, pero cubríamos también las actividades que levaban a cabo los políticos que pasaban sus vacaciones en Pinamar”, apunta el periodista, que acaba de publicar un libro sobre el tema, a dos décadas después del asesinato.

Un año antes de que se produjera este crimen, Cabezas le sacó una foto a Yabrán en una playa de Pinamar, y ese simple suceso constituyó, según determinó una posterior investigación judicial, una afrenta que el entonces propietario de la firma OCA no estaba dispuesto a perdonar.

“Yabrán siempre fue un hombre sinuoso, enigmático y vinculado al poder. Con múltiples conexiones y que siempre trataba de guardar el secreto en torno a su existencia. La revista Noticias le hizo una nota en 1991, y él no permitió ser retratado. ‘Sacarme una foto es cómo pegarme un tiro en la frente’, les dijo entonces a los periodistas”, evoca Michi.

En febrero de 1996, Michi realizó una investigación sobre algunas actividades comerciales que Yabrán planeaba desarrollar en Pinamar, y junto a Cabezas montó una prolongada guardia con el objetivo de tomarle una foto al enigmático empresario.

“LO IMPORTANTE ES MANTENER VIVO EL RECUERDO DE JOSÉ LUIS. ÉL FUE UNA VÍCTIMA DE UN PODER QUE SE SINTIÓ IMPUNE Y QUISO ACALLARLO, PERO EN UNA PERSONA QUE VIVÍA, REÍA Y QUERÍA. ESO TAMBIÉN DEBEMOS EVOCARLO””

GABRIEL MICHI, COMPAÑERO DE CABEZAS

“Lo esperamos en un balneario de Pinamar y mientras yo posaba junto a mi mujer de entonces para una foto, José Luis apuntaba en realidad con su cámara hacia Yabrán, quien caminaba junto a su esposa (María Cristina Pérez) por la playa. Con esa imagen se ilustró la tapa de un número que salió el 3 de marzo de ese año”, relata.

Tras esa publicación, Cabezas y su compañera, Cristina Robledo, comenzaron a recibir amenazas telefónicas que se sucedieron a lo largo de 1996.

En diciembre, Michi y Cabezas son enviados por Noticias a la localidad fundada por la familia Bunge y al poco de llegar, ambos empezaron a percibir una serie de hechos inquietantes.
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Un funcionario cercano a la gestión del intendente local, Blas Altieri, le confió a Cabezas que “gente de Yabrán” había indagado la dirección donde se alojaría durante la cobertura de la temporada.

“Durante una nota nos encontramos con el comisario de Pinamar, Alberto “La Liebre” Gómez, y él lo abrazaba a José Luis de una manera rara. En otra oportunidad le dijo “qué linda es tu gorda”, hablándole sobre la hija que había tenido con Cristina. Ese comentario no le cayó nada bien”, observa hoy el periodista.

Michi asegura que el objetivo “de máxima” que tenían ese verano él y Cabezas era entrevistar a Yabrán, que ese año había mantenido una fuerte disputa pública con el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien lo había denunciado ante el Congreso, en una interpelación que se prolongó durante 11 horas.

“Nuestros esfuerzos fueron infructuosos. Pero mientras tratábamos de hacer nuestro trabajo, ya había una operatoria criminal en marcha. En noviembre, el oficial de la bonaerense Gustavo Prellezo había pedido los antecedentes de José Luis y recluta a los “Horneros”, el grupo de delincuentes comunes que iban a participar en este asesinato”, consigna.

Un mes antes del crimen, Prellezo se reunió con Yabrán en Buenos Aires, en las oficinas que el empresario tenía en Carlos Pellegrini al 1100, y en esa reunión, Don Alfredo le dijo que quería “pasar un verano tranquilo sin fotógrafos ni periodistas”, según lo que el oficial declaró luego ante la Justicia.

El viernes 24 de enero, el periodista y el fotógrafo de Noticias destacados en Pinamar concurrieron a una fiesta que organizaba el empresario Oscar Andreani y llegaron en un Ford Fiesta Blanco en el que se desplazaban.

A las 4 de la madrugada del 25, Michi se retiró y Cabezas decidió quedarse para hacer unas fotos más, pero decidió irse una hora después.

Desde las 12 de la noche, tres hombres a bordo de un Fiat Uno vigilaban los movimientos de la casa de Andreani y cada tanto uno de ellos merodeaba cerca del Ford Fiesta de los trabajadores de Noticias, que esa madrugada estaba estacionado a metros de la vivienda en la que se desarrollaba esa celebración.

Una vecina del lugar alertó a unos de los guardias privados del empresario que organizaba la fiesta sobre la presencia de estos hombres, prometieron “ocuparse”, pero lo cierto es que esa noche la policía no apareció por el lugar.

A la mañana siguiente, el cuerpo de Cabezas apareció adentró del Ford Fiesta quemado con alcohol metílico; tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en su cavidad craneana.

Eduardo Duhalde, quien era por aquellos días gobernador de la provincia de Buenos Aires con aspiraciones de suceder a Carlos Menem en la presidencia, pasó esa mañana por esa cava mientras iba a una excursión de pesca, sin saber que en ese lugar había un cuerpo.

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Días más tarde, les comentó a sus allegados que el asesinato de Cabezas era un mensaje que el enviaban sus enemigos: “Me tiraron un muerto”.

En horas del mediodía, Michi, alertado por la ausencia de Cabezas fue a la Comisaría, donde lo atendió “la liebre” Gómez, quien años más tarde recibió una condena por haber “liberado la zona”.

Al ponerse en conocimiento de algunos datos sobre el auto que conducía José Luis el comisario le advirtió al cronista de Noticias que “tenía una mala noticia” para darle.
“Fui hasta la cava y vi el cuerpo de José Luis y no quería creer que fuera él. No caía aunque había identificado el auto. Recién me di cuenta de todo cuando probé en la cerradura de la oficina la llave que habían encontrado en el lugar”, rememora.

Tras el crimen, los trabajadores de prensa llevaron a cabo una gran movilización y el lema “No se olviden de Cabezas”, acompañado por la foto de José Luis, se convirtió en el emblema de una lucha por justicia y contra la impunidad.

“El Gobierno de Menem protegió a Yabrán hasta donde pudo, pero la movilización social por Cabezas terminó por minar su base de sustentación política. Si no hubo re-reelección fue en parte gracias al reclamo de Justicia que se hizo carne en la mayoría de la sociedad”, sostiene Michi.

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En mayo de 1998, se el juez José Luis Macchi libró una orden de captura contra Yabrán. El empreario huyó y cinco días más tarde se suicidó de un escopetazo en un campo de Entre Ríos.

“Aunque tuve dudas al principio, tengo la plena convicción de que Yabrán murió. Vi el expediente de la causa, fotos de su cuerpo. No hay margen para especular que esté con vida en otro lugar. Eso es imposible”, remarca.

A modo de cierre, Michi elige recordar a su compañero y amigo como “algo más que una consigna”, y asegura que a 20 años de su muerte le interesa rescatar “la dimensión humana” del fotógrafo.

“José Luis era un tipo muy humano, un gran compañero, un amigo. Vivimos muchos momentos juntos y trabajando lo pasamos bien. Lo que pretendo en el libro que escribí sobre él es dar cuenta de la dimensión humana que tenía. Su figura era algo más que un ícono; había un gran tipo del que no me quiero olvidar nunca”, puntualiza.

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http://www.telam.com.ar/notas/201701/177633-cabezas-crimen-aniversario-gabriel-michi.html

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