La frase del reconocido pensador francés Voltaire, define muy bien el escenario en que el fanatismo y la política se combinan.
Los analistas del quehacer político aseguran que el fanático político, defiende con tenacidad y vehemencia sus opiniones y creencias. Defiende su propia verdad, su efímero poder.
Resaltan que su capacidad de razonamiento es escasa, por eso es presa fácil de caudillos y politiqueros, defiende tesis falsas, es iracundo e irascible, su capacidad de reacción es violenta e irracional.
El fanático cree saberlo todo, se siente portador del poder divino, para resolver problemas sancionar o castigar. Ponen en claro que el fanatismo es patrimonio de sistemas autoritarios y dictatoriales, donde el chantaje, la represión y el miedo son utilizados para someter a la gente.
Más aún, otros expertos amplían el número de características que debiera poseer un fanático:
* Cree poseer la verdad, y por lo tanto, no admiten que sea cuestionada por nadie.
* No tiene la mente abierta hacia otras creencias u opiniones. Su mente se cierra, en un mundo de ideas contaminadas, que solo sirven para hacer crecer su ciego apasionamiento. Desprecian lo diferente.
* No razona, lo que piensa se convierte en dogma de fe.
* Intenta imponer sus ideas a los demás, en ocasiones incluso violentamente, quiere que cuantos le rodean piensen igual que él.
* Se alteran con facilidad, son irracionales y obsesivos.
* Se perciben a sí mismos como víctimas obligadas a luchar.
* No es raro que formen grupos para atraer a personas fanáticas que apoyen sus ideas.
* Muchos son adictos a las redes sociales, inundan de publicaciones agraviantes y ofensivas.
* Adhesión máxima a un partido o personaje político. Creen que la verdad reside en sus ideales y palabras, ellos son los buenos y el resto los malos.
Para Carl Jung, una de las figuras claves del psicoanálisis, la intensidad del extremismo es directamente proporcional a la duda respecto a la idea. El fanático tiene un conflicto interno, de manera que cuanto más trata de rechazar la duda más fanática es su actitud consciente. Esa postura de defensa exagerada explicaría el apego intenso por unos (los de su grupo) y el odio intenso hacia otros, como una reacción compensatoria a su conflicto interno.
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