Hoy se cumple un nuevo aniversario de su muerte por Vicente Pascual Suárez de Figueroa, Miembro de la Asociación Cultural Sanmartiniana Dolores y descendiente de los Fundadores de Dolores. Libertador de Argentina, Chile y Perú, y primer estratega militar del nuevo mundo. Vencedor en la batallas de San Lorenzo (1814), Chacabuco (1817),Maipú (1818), y Lima (1824). Nació en Corrientes (Argentina), en el entonces y actual pueblito de Yapeyú, el 25 de Febrero de 1778, fueron sus padres, el Gobernador de ese territorio Capitán dn. Juan de San Martín Gómez Gómez, y Dña. Gregoria Matorras del Ser, ambos españoles.

Los años de niño los pasó contemplando las aguas del río Uruguay, y selvas tropicales, despertando a temprana edad afición por la carrera de las armas, profesión que había dado lustre y esplendor a su familia desde remotos tiempos en España, remitiéndonos para ser concretos a una de ellas, la famosa batalla de las Paredes de Nava, donde brillaran por su heroicidad y gallardía miembros de sus antepasados de apellido Gómez, defendiendo su terruño. Después de cursar estudios primarios elementales en Buenos Aires, a raíz del traslado de su padre a España, debió pasar allí y por su calidad de noble ingresó como Cadete el 21 de julio 1879 en el Real Seminario de Nobles de Madrid, y posteriormente al de Murcia continuando sus estudios militares.

Concluidos los cursos de Oficial pasó en calidad de Ayudante de órdenes del General Solano en la campaña contra Portugal primero, y luego contra Napoleón, que pergeñaba apoderarse de España, gobernada por un rey degradado. Como la dominación francesa parecía a muchos preferible antes que el despotismo que se había formado en España, se armó el partido de los afrancesados entre los que militaba el general Solano, y siendo éste víctima al final de la excitación popular, a lo que San Martín logró felizmente salir ileso.

Poco después sirvió a las órdenes del general Castaños en el arma de infantería, y posteriormente a la de caballería. Intervino en cinco campañas y numerosos combates, tuvo entre sus jefes al brillante general Malet, Marqués de Coupigny, incluso en circunstancias de estar trabajando en cumplimiento de órdenes y siendo adolescente aún fue herido de muerte en el pecho, lesión punzante de arma blanca que anduvo a escasos centímetros del corazón, y que de grande todavía le acarreaban secuelas. Se halló en la batalla de Bailén, en la que recibió las presillas de Teniente Coronel a raíz de su heroico comportamiento, antes que se abriera fuego, y el 15 de mayo de 1811 fue promovido a Coronel en la batalla de Albuera, diríase el máximo grado que puede obtener un extranjero en cualquier país en tiempos tan convulsionados.

Después de ello pidió su pase a retiro deseoso de trasladarse a su país argentino a luchar por la independencia, y autorizado a fines del año 1811 partió rumbo a Londres, donde fue bien recibido y participó de la formación de la “Logia Lautaro”, una asociación recientemente preparada por americanos en forma secreta para trabajar por la independencia de países. Llegó a Buenos Aires el 9 de marzo de 1812 en compañía de Carlos María de Alvear, Vera, Matías Zapiola, el Barón de Holmberg y Chilavert, y reconocido aquí, inmediatamente con el grado de Teniente Coronel, su primera medida fue la creación de un cuerpo de caballería que estuviera a la altura de los de Europa, fue así que dio inicio al Regimiento de Granaderos a Caballo, que hoy lleva su nombre glorioso, y que diera tan buenos Oficiales como los Suárez, Necochea y Lavalle que llegados a Coroneles y Generales dieran entera libertad a éstos países sudamericanos, recorriendo desde el Plata hasta el Chimborazo en más de cien batallas heroicas.

En febrero de 1813 San Martín recibió orden de marchar con su regimiento hacia Santa Fé, para observar los movimientos de una fuerza española que había subido el río Paraná, y fue así que a pocos días de dicho mes desembarcó frente al Convento de San Lorenzo, en cuyo lugar se libró el memorable combate donde perdían la vida, Díaz Vélez, Bermúdez, y Cabral entre otros, siendo observados con catalejos desde las alturas por Wilkinson, un enviado de Londres. Confirmado en el rango de Coronel después de ésta gloriosa batalla que por supuesto costó muchas vidas valerosas, San Martín fue destinado al mando del Ejército del Alto Perú, donde combatió y formó una biblioteca con sus propios libros, que posteriormente fue incendiada. Allí contó con la valerosa actuación de brillantes Oficiales, como Álvarez de Arenales, Miller, los Suárez, Lavalle, entre otros de magnífica talla guerrera. Encontrándose en Mendoza recibió la triste noticia del fallecimiento de su querida esposa, Remedios Escalada, ocurrido en Buenos Aires el 3 de Agosto de 1823.

Posteriormente se ocuparía de atender a su pequeña hija Mercedes, y se trasladaría a Bélgica donde se radicó temporalmente, y colocara en un colegio a la misma. De allí se trasladó a Francia, porque había estallado en Bélgica una revolución civil que por lógica le llegaba, e incluso le llegaron a invitar para ser Jefe del Comando Superior Belga, a lo que San Martín rehusó. Quería estar tranquilo a ésta altura de los acontecimientos, pero su “maldita estrella”como él decía, lo perseguía, y al lugar donde llegaba se tejía alguna trama belígera, como es lógico en ésta vida azarosa, donde uno mismo es el portador de ese magnetismo atrayente.

En Francia se encontró con su viejo amigo de armas ,el Marqués de las Marismas del Guadalquivir, Coronel Dn. Alejandro Aguado, quien fue su bienhechor y le ayudó en cuanto pudo, ya que San Martín un poco enfermo y sin plata estaba destinado a morir en un Hospital común, y éste convertido en un famoso industrial y banquero del lugar le proporcionó una vivienda en Grand Bourg , una aldea de las márgenes del Sena, y posteriormente también por cuestiones de seguridad, tuvo que radicarse en Boulogne Sur Mer, donde ocurrió su óbito el 17 de Agosto de 1850 , cuya casa hoy es propiedad del gobierno argentino.

San Martín en Francia estuvo 20 años desde 1830 hasta su deceso. Allí fue visitado por Sarmiento, Alberdi y Florencio Varela entre otros notables. Estuvo acompañado por su hija y su yerno Mariano Balcarce (hijo del General Balcarce, su amigo), como así de sus dos nietas, quienes no dejaron descendencia. Fiel siempre a sus libros leía mucho y se hacía leer últimamente porque su vista estaba casi cegada, su amigo y vecino el abogado Adolfo Gerárd fue uno de ellos quien lo acompañaba a diario. Fue lo que debía ser, y antes de ser lo que debía, prefirió:”no ser nada”. Por eso vivirá por siempre en la inmortalidad, y es el Padre de nuestra Patria.

 

Vicente Suárez de Figueroa Secretario Académico del Instituto Sanmartiniano
y Verónica Carballo de Suárez.

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