Todos los años, al llegar cada aniversario de recordación, epopeyas o acciones de los grandes hombres que llevaron adelante la lucha por la libertad, en este caso de nuestra patria, hoy, que dado el poder tener acceso a más bibliografía y a los documentos con los que se puede tener una mejor valoración y acercamiento a esa realidad histórica pasados muchos años de los hechos.
Este accionar que llevaron a transformaciones en la sociedad colonial, y la forma de enfocar la economía de ese tiempo, y en el tiempo en exigencias a la corona, y luego ya después de mayo, en la emancipación en la lucha por la libertad y la independencia en la América del Sur.
El hombre que abre camino a ello por la libertad deseada, con su plan continental para lograrlo, fue el Padre de la Patria, General Don José Francisco de San Martín y Matorras.
Pensaba nuestro General San Martín, que para defender la causa de la Independencia se necesitaba orgullo nacional, y para la libertad y los derechos, ciudadanos.
En cuanto, es necesario reflexionar con una mirada lúcida y limpia de mezquindades, siendo un hombre de bien, más del cielo que de las tentaciones de la tierra. San Martín tuvo muchas manos que lo ayudaban en la obra, pero también manos escondidas que ponían grandes trabas en su epopeya de libertad. Pero también tuvo compañeros de armas, amigos incondicionales de acuerdo a la historia documentada, como Don Martín Miguel de Güemes, Don Manuel José Belgrano, y Don Juan Martín de Pueyrredón, entre otros.
No levantó la mano, en contra de sus hermanos americanos, deseando lo mejor para todos, supo dar el paso al costado, cuando lo vio necesario, y no escatimo sacrificios por la causa libertadora.
Actuaba según podemos indagar, con una naturalidad de convicción por su trabajo, un luchador criollo que brilló en Europa y en su América, dado que había nacido en esta tierra, donde vinieron sus
mayores cuando la corona española gobernaba la colonia, él tomaba determinaciones razonables en lo civil, tanto como en lo militar.
Su causa era noble, tenía respeto por sus adversarios, no tenía la idea de perpetuarse en el cargo más de lo necesario, su accionar lo testifica.
Le ofreció al General Bolívar todo lo que tenía y podía dar por la libertad de América, logro conseguido, quería la emancipación y respeto por cada pueblo libertado.
Él se manejó siempre dando el ejemplo de rectitud y austeridad, si bien pudo pasar momentos críticos en donde el dinero no sobraba, supo ser un buen administrador, recordemos que fue Albacea designado por el banquero español, Don Alejandro Aguado para sus hijos, administrar la herencia y tutor, que entrega en su mayoría de edad antes de su muerte, este es uno de los ejemplos de amistad y correcto compromiso.
Con su nieta, Josefa Dominga Balcarce y San Martín de Gutiérrez de Estrada, nacida en Francia, fue la última descendiente directa del Libertador, con la Cruz de la Legión de Honor, primera guerra mundial, por su aporte en atención de heridos en Brunoy, donde vivía, grande y digna como su abuelo inmortal.
Entre sus visitas ilustres, su pariente, el Obispo doctor Monseñor Juan Nepomuceno Terrero y Escalada, lo hace en 1905, pasada una temporada, y ese pariente de ella, y de la familia fundadora de mi Santo Domingo de la niñez, la Señora Doña Magdalena Elía de Escurra, nos visita en 1910, dando la bendición al pueblo, en el Partido de Maipú, zona donde había nacido el curato de Nuestra Señora de los Dolores por 1817.
Su abuelo, un Prócer íntegro y de maravilloso proceder, un hombre de bien, como digo al principio, de rectitud y valores humanos, con una conciencia limpia y clara, el mejor regalo a imitar en todo buen argentino que se dice Sanmartiniano, así fue nuestro querido José Francisco de San Martín y Matorras.
Noé Zenón Suárez Casielles-2023.