Por Noé Zenón Suárez Casielles-2022.
Repasando un poco la historia, que desde la fundación de la Ciudad de la Trinidad y el Puerto de Buenos Aires, el tiempo fue pasando, el accionar, los gobiernos fueron sucediéndose, siempre tuvieron el norte del progreso durante la conquista de las tierras descubiertas, conscientes del trabajo y los sacrificios en busca de mejorar, esa era la idea del que cruzaba la mar océano desde nuestra madre patria.
Así llega parte de mi familia, desde Cádiz, el pueblo fundado por los fenicios en su andar, y se ubican en estas tierras, en la centuria del 1600 en donde se casa mi tatarabuelo por 1685, Joseph Suárez Alcocer, en donde España estaba trabajando en la edificación de un imperio, lugar que fueron transitando sus descendientes, mi tatarabuelo era sargento ya por 1700 en el ejército, otros también abrazaron la carrera o se dedicaron a tareas ligadas al campo, entre otras.
Por el año 1762, ya, viene el representante de una familia también hidalga, de viejas familias de origen castellano, destino: Buenos Aires, con la expedición del gobernador Don Pedro de Cevallos, para hacerse cargo primeramente en 1762 como un instructor del Batallón de Milicias de voluntarios españoles, participando más adelante del bloqueo de la Colonia del Sacramento ya por 1765.
Luego, en 1768, pasa a cargo de la Calera de las Vacas en tierra oriental, era hijo, Don Juan de San Martín Gómez, de Andrés y de Doña Isidora Gómez. Llega Don Juan, ex gobernador de la Provincia española de Palencia. Es el padre de quien años después, nos daría la Libertad, durante la emancipación americana, el General José Francisco de San Martín Matorras, luego de tener una brillante carrera militar en el Reino de España.
José Francisco, cuyo nacimiento en estas tierras, ocurrió por 1778 en Yapeyú, ciudad fundada en 1627, muchos años antes de la llegada de estas familias españolas a la colonia en su parte más austral.
Dejando un poco las epopeyas heroicas y brillantes, tanto en España y América del padre de la Patria, hoy, a distancia de todos sus sacrificios, como lo hicieron sus soldados y de quienes han venido apuntalando desde antes y después de la emancipación en nuestra América del Sur, en busca de la Libertad y la Unión y el buen compartir con los hermanos, que Él, como Simón Bolívar, querían en estas tierras, luego de su emancipación, tema todavía no bien resuelto.
Estimado y venerado General, creo que necesitamos un poco de LUZ, para clarificar y encausarnos por la senda de tus desvelos, la Libertad bien entendida y la Unión de todos los Argentinos, de lo contrario nada serviría la lucha realizada por América y la edificación de nuestra República Argentina, si no nos ponernos de acuerdo, respetando las ideas, pero con un norte lleno de valores, para actuar con honradez, pensar, elegir, respetar, aun pensando distinto, sin olvidar que nos rige una constitución nacional y que nuestra Libertad, termina cuando comienza la del otro, capacidad de actuar con valores que siempre respeten al otro, sin olvidar las leyes vigentes en nuestra Nación.
Señor General, Padre de mi Patria, necesitamos esa Luz, y que Dios nos ilumine y la encontremos, por el bien de todos, y por lo cual luchaste junto a otros patriotas durante nuestra independencia en 1816, y está en nosotros como norte.
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