Estamos ante otra jornada de lucha de las mujeres con la consigna “Ni una menos”, pero esta lucha debe ser de todos, no solamente de las mujeres víctimas del maltrato y de las expresiones violentas del patriarcado. Como expresó nuestra ex diputada Soledad Sosa : “Vamos por la liberación de la mujer del disciplinamiento del Estado y de la Iglesia” y agregamos “del disciplinamiento de la cultura machista” por la despenalización del aborto, por el respeto hacia los derechos logrados por la lucha de miles de mujeres trabajadoras que no claudicaron ante los mandatos ni las opresiones. La mujer es doblemente oprimida como mujer y como trabajadora: no se le garantiza ni el derecho al aborto, ni el derecho a la maternidad”, incluso las que se encuentran bajo convenio sufren de una amplia brecha salarial con los hombres, de un panorama con “licencias por maternidad y paternidad que son las más bajas en el continente” y del no pago en el salario por el cuidado de sus hijos.
El movimiento de mujeres ha sido el gran factor de acción y lucha que expresó en los últimos años el afán por terminar con todas las violencias hacia las mujeres e identificó la responsabilidad del Estado y sus gobiernos en esta cuestión. Como tendencia revolucionaria al interior de este gran movimiento, hemos luchado por su independencia de los partidos patronales, la Iglesia y los gobiernos de turno. Durante los últimos diez años alrededor de un millón de mujeres fueron externadas del sistema de salud por complicaciones de prácticas abortivas, cifra que se mantuvo aún cuando se popularizó el uso de métodos abortivos químicos como el misoprostol. La legalización del aborto reduciría a cero esta realidad que tiene un enorme impacto no sólo sobre el cuerpo de esas niñas y mujeres, muchas de las cuales terminan mutiladas, sino sobre el tan mentado presupuesto estatal en salud, ya que dichas internaciones resultan altamente costosas. Las cifras oficiales de externaciones y de muertes por abortos clandestinos están altamente manipuladas por la negativa de provincias enteras a proveerlas o por los artilugios utilizados para no dejar registradas las muertes por abortos, por diversos motivos, todos relacionados con la punibilidad del Estado sobre pacientes y médicos. Sólo en el año 2014 supimos de 6 mujeres encarceladas por causas derivadas de prácticas abortivas. En ese mismo año, Melisa fue liberada en Bariloche por la acción del movimiento de mujeres de esa ciudad, a los meses de haber sido encarcelada luego de pedir asistencia médica ante un aborto espontáneo. Belén debió soportar dos años de encarcelamiento en Tucumán hasta que una abogada de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto supo de su caso y se nacionalizó así una lucha que terminó con su liberación.
De hace dos años a esta parte los femicidios se han incrementado. Mientras que las mujeres salimos de manera creciente a luchar, el gobierno macrista y los gobiernos locales no hicieron más que recortar los presupuestos de asistencia a la mujer. Diez millones de recorte del presupuesto de la Dirección de la Mujer en la Ciudad, subejecución en Nación. La agenda del ajuste y del pago a los usureros internacionales está en el centro del interés político de masistas, pejotistas, kirchneristas y macristas. La trata de personas con fines de explotación sexual y venta de drogas no ha dejado de expandirse. Las pibas son captadas para alimentar un negocio millonario que tiene a policías, jueces y funcionarios como pilares de su sostenimiento.
El movimiento de mujeres ha establecido un programa, que sólo desde el Frente de Izquierda se defiende de manera integral y prioritaria. En sus listas, se encuentran las mujeres que han puesto el cuerpo para hacer crecer y organizar esta lucha, las protagonistas del NI Una Menos en todo el país. Aún con las claras diferencias que se manifiestan en su interior, entre corrientes que separan a la cuestión de género de la lucha de clases en su conjunto, y nuestra corriente que defiende un abordaje clasista y de lucha, este Frente constituye en su integración y en su programa, la expresión acabada de las aspiraciones de las víctimas cotidianas del régimen de explotación capitalista. Para multiplicar la lucha por el aborto legal, por los derechos laborales, tarea incompatible con la subsistencia de las burocracias al frente de los sindicatos y contra la represión y contra el oscurantismo en la educación. Por la educación sexual científica y laica, por la vivienda, el trabajo en blanco y contra la violencia cotidiana que termina en el asesinato de una mujer cada 26 horas, para hacer retroceder la barbarie y la violencia debemos reforzar una alternativa política propia de las mujeres trabajadoras. Esa alternativa está presente en las listas del FIT en todo el país.
PARTIDO OBRERO DOLORES EN EL FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES
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