Crónica de un triunfo épico
Lo que se suponía una dura batalla, realmente lo fue. Casi 2 horas y 40 minutos de una guerra infernal entre nuestro Santi De la Fuente, número 1 de Sudamérica, y el checo y local Dalibor Svrcina, el n° 1 del Viejo Continente en la categoría Sub-14.
Fue épico lo del dolorense, que hasta levantó un match point en contra para imponerse finalmente por 7-6 (3), 2-6 y 7-6 (5), y dejar a la Argentina 2-0 arriba sobre República Checa, después que Román Burruchaga abriera la serie con una trabajosa victoria de 7-6 (4) y 7-6 (5) en 2 horas y 3 minutos, sobre Vitek Horak.
El primer set fue una acabada muestra de lo peleado que iba a ser el juego, y de los errores cometidos por la presión y otros factores a la hora de mantener el servicio: hubo 8 quiebres, una marca asombrosa. Cuatro veces para cada uno. Inicialmente ambos se impusieron sobre el servicio del rival hasta quedar 2-2.
Un nuevo quiebre de Svrcina puso el tanteador 3-2 en su favor, y en el sexto parcial pudo mantener su servicio para tomar una distancia de 4-2. Santi descontó rápidamente imponiéndose en el game sin perder ningún punto, trasladando la presión al local y tomando impulso para quebrar una vez más y colocar las cosas 4-4.
Con el saque en su poder, el de Dolores volvió a fallar y el checo se colocó 5-4 arriba. Increíblemente, el festival del quiebre continuó y Santi se puso 5 iguales, sin dar respiro a nadie y plantándose en una guerra psicológica de gran magnitud, para mantenerse con el servicio 6-5.
Pero el checo reaccionó y se fue 6-6 al tie break, con el dolorense imponiéndose 7-3 en 58 minutos.
El fragor de la lucha de ese primer set degastó más al dolorense, que con el parcial 1-0 se relajó y permitió la reacción del local, que se llevó el juego con contundencia por 6-2, estirando la definición a un tercer set que prometía más batalla.
Y ardió Troya.
Arrancó sirviendo Svrcina y Santi quebró, poniéndose 1-0 arriba, pero a la vuelta de la esquina volvió a reinar el festival del quiebre. Al servicio De la Fuente, el checo puso las cosas 1-1, para tomar impulso con su servicio y colocarse 2-1.
Parecía que la historia comenzaba a complicarse con el saque del dolorense, que volvió a perder el servicio en el cuarto game, dándole el saque y una ventaja de 3-1 al checo. Santi sacó fuerzas, garra y corazón para quebrar y perder tan sólo un punto, para ponerse enseguida 2-3 e igualar 3-3 con su saque cediendo otra vez un sólo punto.
Svrcina con su saque tomó distancia y se puso 4-3, pero con trabajo Santi igualó en 4. Fueron golpe por golpe: el checo defendió con el 5-4 y Santi con un game que empezó mal (hizo dos doble falta) terminó cerrándolo bien y ganando su décimo break.
La guerra psicológica estaba declarada. Svrcina otra vez hizo valer su saque y se puso 6-5, y fue a buscar la definición con el saque de Santi, que empezó 0-15 y 0-30. Levantó para el 15-30 e igualó en 30, pero el checo se puso match point. Santi no dudó, igualó en 40 y en la ventaja definió para el 6-6 que llevó al tie break una vez más.
Ya estábamos en las casi dos horas y media de juego intenso. Esa especie de definición por penales comenzó con el servicio del checo, que lo perdió. Santi sacó dos veces y ganó para el 3-0. Vino el doble saque y el doble descuento del local, que quedó 2-3. De la Fuente con el servicio se fue 4-2, pero perdió el siguiente.
Con el saque, Svrcina igualó pero luego cayó y dejó a Santi 5-4 arriba y con el saque, que no lo desperdició ganando el score 6-4. Descontó el local 5-6, pero Santi definió con su servicio y le dio un triunfazo a la Argentina, que se metió en la semifinales del Mundial, magnificado por haber sido bien de visitante y ante el n° 1 de Europa, nada menos.
La clasificación estaba asegurada, y después en el dobles con Román Burruchaga cayeron 4-6, 6-2 (6-10), pero no importó. La vista ya estaba clavada en Corea, el rival de mañana y sorpresivo equipo que eliminó a Italia, la máxima favorita.
Diego Bavera
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